miércoles, 31 de julio de 2013

Tayta Shanti HA VENIDO


 

 
 

Por el poder de su espada y la fe que le profesan los cabanistas, cada año la costumbre se mantiene viva. Cabana (Pallasca) no está cerca de Huaraz, pero es un buen ejemplo de la riqueza costumbrista de la región Ancash. Riqueza que nos dará la bienvenida cada vez que pisemos esta tierra.


 
Santiago El Mayor llegó a Cabana sin caballo y algún tiempo tuvo que resignarse a cuidar el templo, mientras Santiago El Menor o San Felipe como lo conocen algunos, salía montado en su corcel negro a recorrer el pueblo. Pero Tayta Shanti esperaba su momento y cuando cogió los estribos se fue a visitar a sus fieles. Hay quienes hasta lo han visto entre los campos y sienten que repite su historia cada vez que baja del altar mayor y antes de subir al inmenso animal, pisa con las botas de cuero las cabezas de los devotos.

Los españoles trajeron a Santiago y equivocaron la ruta. El patrono de Cabana debió irse a Santiago de Chuco (La Libertad) y el que llegó a la tierra del poeta César Vallejo, con mitra y báculo, era para la capital de la provincia de Pallasca. Sin embargo, así lo decidieron las imágenes y fueron adoptadas como símbolos de sus pueblos, a pesar de que en Cabana los antiguos pobladores eran rebeldes a las doctrinas hispanas que se querían imponer. Ellos veneraban al sol, a la luna, al rayo o llibiac y al arco iris o turumanya.

En un manuscrito de 1618 se ha encontrado las prohibiciones y sanciones inquisitoriales contra quienes tenían creencias contrarias a la religión católica. Ningún indio o india podía tocar  el tambor (caja) u otros instrumentos antiguos en las procesiones, fiestas y solemnidades como casamientos o bautizos. Los caciques que consentían tales prácticas eran despojados de sus cacicazgos y los que se atrevían a burlar las prohibiciones recibían 100 azotes públicos y sus caballos eran decomisados.

Ante la presión y la resistencia, finalmente los lugareños quedaron rendidos ante los ojos de Santiago. Ahora cada vez que desean pedir algo o agradecer algún favor recibido le regalan mantos y capas, sombreros de paja y de metal, espadas de oro y plata, estribos muy finos, botas de cuero resistente. Santiago tiene un guardarropa bastante surtido y suele renovarlo en julio cuando está de fiesta.

 
MOJIGANGAS Y PASEO DE RES

 
El patrón usa un abrigo largo y el pastor se amarra una manta a la espalda para servir licor a la gente. La patrona se pavonea orgullosa de sus tacos altos y de un paraguas que la protege del sol. La pastora mueve las polleras cargando al bebé que llora a cada rato. Observándolos y casi dirigiéndolos aparece el bilche o torero, quien bien temprano, cuando el grupo sale a anunciar el paseo de res, luce la enjalma y el rosón, que en la tarde adornará el cuerpo de la vaca o el toro.

Entre cohetes y bailes, aparece la mojiganga, jugueteando con el vacuno que debe pasear y mostrar sus atractivos. Al concluir el recorrido,  los devotos o mayordomos,  son cubiertos por los decorados de la res y el festejo se hace interminable. Aunque, es verdad, no todos los toros tienen la misma suerte. Hay quienes ofrecen un toro de muerte y éste debe correr por las calles hasta ingresar a la vivienda del beneficiario, donde será sacrificado.

Por Santiago los herederos de los Pashas, la antigua cultura que floreció en esta zona, gastan y realizan repetidas invitaciones para ofrecer dulces, desayunos, almuerzos y cenas. Por Santiago retornan a Cabana y le bailan vistiéndose de pallas, aquellas mujeres elegantes que conquistaron a Pachacútec. Por Santiago los blanquillos corretean en zigzag y queman castillos de diez a doce pisos en la festiva luminaria. Por Santiago siguen la procesión y no despegan la mirada del patrón que está allá en lo alto.

 

viernes, 26 de julio de 2013

Cerca del sabor de Raymondi



 

 

Las pistas y huellas nos ayudan pronto a encontrar el camino, ya sea del paisaje o la comida. En Huaraz (Ancash) hay más de una razón para detenerse y saborear. Una de ellas es el Café Raymondi 

 

 
Huaraz (Ancash) está protegida por el Señor de la Soledad y sus nevados, cubiertos de blanco, que circundan la ciudad y la hacen ver más hermosa mientras uno camina y recuerda tantas cosas. A los soldados romanos que veneran aquí durante la Semana Santa,  o a los Shacshas que salen por las calles, acrobáticos y ágiles, cuando el Taita Soledano está de fiesta y es posible mirarlo y pedirle que no haya sequías ni inundaciones.
Sin embargo, cuando hay apetito y ganas de conversar ninguna elección será mejor que visitar la Cafetería Raymondi, una de las más antiguas y tradicionales del centro histórico de Huaraz. Un tanto escondida, pero emblemática por el nombre y por la calidad del jamón, por la amabilidad de Juanita Meyhuay y Eleazar Villanueva, sus dueños. Encantadores, ofreciéndonos para el deleite un buen sánguche con ese café tan exquisito que guarda varios secretos imposibles de revelar.
La historia de la cafetería, dice Eleazar, comienza luego del aluvión que arrasó con Yungay. “En ése tiempo quedaron las piedras, las tremendas piedras que trajo el aluvión y los picapedreros comenzaron a hacer los bloques que sirvieron para construir las paredes. Se realizó un trabajo delicado, imposible, creo yo, de repetir en estas épocas”.
Había que sobrevivir y los padres de don Eleazar encontraron la manera de hacerlo abriendo la Cafetería Raymondi, a la que se unió luego el hospedaje. Hoy tenemos en la carta: Cau Cau, Adobo, Tamales, Queso de Urcón. Aunque es verdad, los visitantes siempre vuelven por el pan con jamón y el café.




Juanita:
El primer paso es sobar la pierna de chancho con bastante sal para sacar el líquido del jamón… y después de eso prensa. Prensar significa poner unas piedras sobre la carne para seguir sacando el líquido porque si no se malogra. Después de eso se hace un macerado con ají panca y mucho ajo, bastante ajo. Eso cocina a la carne. Luego se cuelga y se deja secar por cuatro, cinco y hasta un año dependiendo del sobado que se le haya dado.

Listo ya, para usarlo en la preparación se le pone directamente a la olla. Este jamón de Raymondi no se lava. Desde el momento que empieza a hervir se le da el punto de cocción que son tres horas y media

Juanita es la cocinera y por eso es bueno escucharla para saber aún más de este jamón que se ha quedado en nuestros recuerdos culinarios para siempre.



                                  

  Dato: Caferería y Hospedaje Raimondi.
Avenida Raymondi 822 (Lucar y Torre) Huaraz, Ancash
La atención es a partir de las 6:30 de la mañana

 

 

 

sábado, 20 de julio de 2013

En la tierra de las FLORES


 Tarma es la ciudad de las flores, Eduardo ha empezado, de a pocos, a mostrar ese mundo a los visitantes, desde su chacra en Chuchupampa, a pocos minutos de la Perla de los Andes.

….yo vengo cultivando flores desde que tengo uso de razón y estos son los cultivos que nosotros desarrollamos en el campo, nuestro amanecer, nuestro anochecer,  todo,  puras flores

el circuito que tenemos nosotros es un circuito vivencial donde nosotros con el visitante vamos conversando de la variedad de flores, formas de propagación, sus cultivos, los mercados que más demandan, qué color pide más el público, eso es lo que hacemos con el visitante.



Nació en un paraíso de colores y cada aroma siempre ha sido un sueño. Desde pequeño corría por esos campos, que ahora son suyos, y aunque no tiene la suerte de que sus hijos se dediquen a la floricultura, Eduardo Lavado, no pierde la fe en entregar sus saberes a quien se atreva a continuar lo que él ha iniciado. Chuchupampa se abre paso en el itinerario turístico gracias a las flores y al emprendimiento de Eduardo que ha escuchado y aprendido, que ha preguntado y ha creado un circuito donde es posible  viajar reconociendo claveles, gladiolos y pompomes, brassicas alucinantes que han sido inventadas por su mano de agricultor y sus saberes del pasado y del presente: “…el mundo de las flores no se queda ahí, día a día está avanzando y nosotros somos conscientes de que lo cultivadores también debemos avanzar de acuerdo a como está avanzando el mundo. No sería factible que el mundo avance y nosotros nos quedemos ahí”.

Para Eduardo la vida se resume en un ramo de flores, en un camino cubierto de alhelís o pompones, esos que se utilizan tanto para confeccionar las alfombras de flores que adornan el paso del Cristo muerto y del que resucita el Domingo de Pascua.


Eduardo Lavado y su creativa experiencia: un paseo por sus campos de flores

Y es que si hablamos de pétalos y hojas, de colores y creencias llegaremos a escuchar también los cuentos de la Rima Rima, una florecilla rebelde y silvestre que sirve para forrar los arcos levantados alrededor de la plaza de Tarma. Pero si se trata de historias,  nadie como don Julio Loja, investigador y amable conocedor de la tradición. Leamos:
-       Si no hay Rima Rima realmente estarían muy pobres nuestros arcos. Es muy característica y en muchos pueblos, como San Pedro de Cajas, hasta le han inventado canciones. Pero de dónde viene Rima Rima? “Rima Rima” traducido al castellano quiere decir “habla habla”. Después de la procesión del Cristo Resucitado todo el mundo pugna por arrancar un manojo de Rima Rima y a los bebés que tienen en brazos los van golpeando con la florecilla. Dicen que así los niños hablarán más rápido y serán grandes oradores.



Dato: LCPERÚ tiene vuelos a Jauja y de esta ciudad hay aproximadamente unos 50 kilómetros hastaTarma. Una hora de viaje en bus más o menos. 

domingo, 14 de julio de 2013

Como el sol de cada día


Se necesitan muchos días para sentir y mirar  Huánuco. Hemos recogido algunos datos y le sugerimos una que otra visita. Ordénese y disfrute. Déjese llevar por la magia de la ciudad de la eterna primavera.

 
 

 




La Muy Noble y Muy Leal Ciudad de los Caballeros del León de Huánuco vive orgullosa del título otorgado por los reyes de España y sueña entre centros comerciales, vida nocturna y ruidos habituales de una ciudad. Sus símbolos son el león y el águila real. Aunque las lluvias se mantienen desde diciembre hasta abril, el calorcito siempre está presente. Recorrer la Plaza de Armas significa encontrarse con su pileta construida en 1845 y esos árboles refrescantes de ficus y jacarandás. Pasee por la Alameda La República y observe la belleza de la iglesia Nuestra Señora del Patrocinio. Siga caminando y descubrirá el pequeño templo de San Cristóbal, la primera iglesia edificada por los españoles a su llegada al Valle del Pillco en el año 1541. El puente calicanto se ve impresionante sobre el Huallaga, data de 1879 y su estructura queda como testimonio del material usado: piedra de canto rodado, cal, arena y clara de huevo.
 
 

Herederos de los Yarowilcas


 

1.- Desde lo alto puede atrapar a Huánuco con sus ojos. Quizá deberá certificar la eterna primavera. Quizá deberá recordar el Cóndor Pasa y evocar a su creador, el huanuqueño, Daniel Alomías Robles. Quizá prefiera saber un poco más del Señor de Burgos, patrono de esta tierra, o quien sabe, y ya está imaginando danzar a los Negritos, siguiendo el ritmo de la fe y de los antiguos esclavos. De su profunda devoción en el niño, de aquella escena espectacular al finalizar su participación en diciembre o enero, cuando bailando se quitan cada pieza del traje y al llegar a la máscara descubrimos a jóvenes y adultos llenos de tristeza y llanto pues no saben si estarán el próximo año para seguir venerando al Jesús que tanto aman.
 

 
2.- Tendrá que probar el emblemático locro de gallina y realizar un obligatorio paseo por Tomayquichua, el valle templado. Es un lugar atractivo por su hermoso paisaje, sus leyendas de amores y hechizos, por Micaela Villegas o La Perricholi que cuentan vivió allí. Por la pluma de Enrique López Albújar, quien escribió la novela “El Hechizo de Tomayquichua” y ahí nomás está su casa. Dicen que aquí los sentidos enloquecen y el corazón se desborda. Habrá que creerlo o al menos tener la sensación de que es así, solo es cuestión de dejarse llevar y alucinar con las historias que en este lugar todos saben contar.

 
3.- Visite a los artesanos y le mostrarán variados trabajos en cabuya, madera, cuernos y piedras de río. Vamos, anímese, y comparta el mundo creado por estos talentosos pobladores. Si quiere contagiarse aún más del espíritu huanuqueño, de los descendientes de los valerosos Yarowilcas, diríjase a Cachigaga y busque el sabor de la caña de azúcar en la agroindustria de don Honorato López. Le fascinará la molienda y el uso total de este recurso. Pruebe el néctar, la miel, el ron, el aguardiente y el anisado de caña. Compruebe una vez más que la inventiva popular no tiene límites. Que le enseñen como secan las hojas de yacón para convertirlas en té.

 
4.- Si después del recorrido desea continuar hurgando en la historia de Huánuco, apúrese y tome un vehículo que lo lleve 4 kilómetros al este de la ciudad,  hacia los restos arqueológicos de Kotosh. Aquí se encuentra el conocido templo de las Manos Cruzadas. Con una antigüedad aproximada de 5 mil años, este monumento histórico espera al viajero, quien entre piedra y tierra podrá encontrar las huellas del pasado, aunque los dos pares de manos cruzadas que se aprecian en aquel edificio cuadrangular, no sean las auténticas.

 
5.- No desespere, al día siguiente fácilmente, con ayuda o en soledad, inventará un nuevo circuito. Quizá las haciendas, quizá las iglesias. Si es agosto, de hecho, se unirá al festejo del aniversario de Huánuco. Si es diciembre o enero encontrará a los negritos danzando por las calles. Si es octubre  paseará junto al Señor de Burgos y aprenderá un poco más de él.  O de repente tiene ganas de más naturaleza y hará un viaje de ensueño a Tingo María. Usted decide y aquí, tiene mucho de donde escoger.
 
 
                                                  

 
 

 

sábado, 6 de julio de 2013

En la Granja Porcón


 

 

Imposible no preguntar por la granja. Cuando llego a Cajamarca tengo que buscar los famosos hongos deshidratados o los quesos ahumados.

Menos mal hay una tienda en la cuadra 13 del jirón Chanchamayo y allí, además de estos productos, hay queso mantecoso, mantequilla, queso fresco, queso tipo suizo, y más, de lo que milagrosamente producen en la Granja Porcón.






 
Vivir en comunidad y respetar los saberes de cada uno, ponerlos en práctica a favor de todos y mantenerse en el tiempo, en armonía y con el mismo éxito, esa es la síntesis de lo que significa Granja Porcón. A unos 30 kilómetros de la ciudad de Cajamarca se encuentra este maravilloso lugar, que es mucho más que un paisaje lleno de pinos enormes y ordenados. La reforestación abrió el panorama un día y muchos desconfiaron, temieron quedarse esperando en el tiempo, sin embargo, la tenacidad, la esperanza ganó.

Años después, estas áreas reforestadas se convirtieron en un oasis de productividad, en un modelo, en un destino oficial, al que llegan miles de gentes no solo como turistas sino como estudiantes, como observadores de la experiencia que han realizado un largo viaje para aprender, para aprender de estos campesinos y campesinas, evangélicos, que rodeados de frases bíblicas: Jehová es mi pastor nada me faltara”, Reinó Dios sobre las naciones; se sentó sobre su santo trono”, “Todo lo puedo en Cristo que me Fortalece”; trabajan y producen, crean y diseñan, cocinan y crían, ríen y atienden, comparten.





Es verdad, en esta villa, con restaurantes, hospedaje, piscigranja, zoológico, tiendas de artesanía, talleres de tejido, transformadores de lácteos y hongos, la vida está regida por normas celestiales de la religión evangélica, las cuales aterrizan en normas básicas de convivencia y compromiso con el vínculo familiar y comunal que hacen posible su existencia por más de 30 años siendo un ejemplo de sostenibilidad y progreso. De la madera, que fue al principio la ocupación más importante de los habitantes de la granja, han pasado al turismo, han encontrado un rubro que permite rescatar actividades y fortalecer otras tantas. Así que han bendecido su esquema con mayor organización y distribución de oficios.

Se han despertado nuevos talentos. La mujer no solamente teje. Cuando se aburre de los hilos y el crochet, pinta las alas de esa gallina que su compañero ha creado usando el fruto del pino. Y si quiere ocuparse más, irá a los talleres de tejido y empezará a usar uno de los telares, los que han sido confeccionados por hábiles carpinteros de la granja usando troncos procesados en el aserradero de la granja.

Todo es una cadena. Las truchas de la piscigranja primero deben abastecer a los restaurantes de la granja, lo mismo pasa con los hongos o con los productos lácteos.

Despertar en el albergue y abrir la ventana es ganarse con el paisaje, una visita al zoológico a media mediana, una caminata por entre los pinos para ver cómo crecen los hongos, una visita al taller de tejido para aprender de teñidos, por ejemplo. La verdad, para pasar varios días allí y no tener que esforzarse en pensar qué podemos hacer.



 

 

 
Contacto con Granja Porcón: www.granjaporcon.org.pe