domingo, 15 de septiembre de 2013

Ferias, las de toda la vida


 

Resumiendo, siempre quedan los cariños, los buenos deseos y las sorpresas ante un  producto distinto, ante un ingrediente procesado que ahora nos da más, porque al fin ha llegado hasta nosotros. Recorrer el Gran Mercado de Mistura ha sido, otra vez, una experiencia invalorable, tanto como visitar y aprender de lo que vemos y consumimos en algunos mercados y ferias del Perú.

 

Productores en el Gran Mercado de Mistura. A ellos se les encuentra los domingos en las ferias de la avenida Brasil.

 Las ferias son un concepto antiguo en nuestro Perú. En cada lugar del país suelen repetirse a lo largo del año, a veces en días específicos de la semana, y permiten que se armen y rearmen relaciones más allá de las comerciales. Hay zonas donde aún el trueque se sigue practicando y en otras, como Huánuco por ejemplo, el escenario citadino de sábado se transforma para dar paso a ese Mercado Quechua tan particular que nos llena de emoción con el tocosh y el kushuro, el aguaymanto y los frejoles tiernos que traen los campesinos para ofertarlos a un público que conoce y menos mal, sabe apreciar el esfuerzo y el detalle ritual de lo que significa una compra en este sitio,  inventado para el intercambio, para la reunión y el compartir.
 
 
 

Recordar esta experiencia me ha servido para darme una vuelta por el Gran Mercado de Mistura y descubrir las racachas traídas por los pobladores de Amazonas, los ajos tiernos de los productores de Chuschi (Ayacucho); las papas nativas, mashuas y ollucos de Edilberto Soto; las hierbas aromáticas, tomillos y romeros, la muña de la gente de Pampas (Tayacaja, Huancavelica); los productos procesados de la leche de cabra, las mermeladas, las chichas de quinua, la mieles, las paltas y la maca, las piñas del VRAEM, las yucas de Quillabamba, los chifles de Noé, la salchicha de Huacho.


 

Aprender será valorar el trabajo, el concepto de lo orgánico, del comercio justo, y quizá, cuando hagamos un viaje por Jauja, Cajamarca, Andahuaylas, Tingo María, Huánuco, incluyamos en nuestras visitas obligadas un recorrido por los mercados y ferias, por las tiendas locales que ya empiezan a promover los productos típicos de la zona, los naturales y procesados. Este eje viajero también será una experiencia de conocimiento y aprendizaje, de disfrute. A partir de un insumo emblema, sea fruta, verdura, tubérculo, etc, reconocer procesos y técnicas, beneficios al consumir y formas de hacerlo. Así podríamos tener o emprender más rutas: del cacao, el café, el camu camu, el tocosh, el aguaymanto, el kushuro, las racachas, la maca, el queso, la quinua y la kiwicha, el tomate de árbol o pepino o tomate de España o berenjena.  

 

 

          

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