viernes, 26 de julio de 2013

Cerca del sabor de Raymondi



 

 

Las pistas y huellas nos ayudan pronto a encontrar el camino, ya sea del paisaje o la comida. En Huaraz (Ancash) hay más de una razón para detenerse y saborear. Una de ellas es el Café Raymondi 

 

 
Huaraz (Ancash) está protegida por el Señor de la Soledad y sus nevados, cubiertos de blanco, que circundan la ciudad y la hacen ver más hermosa mientras uno camina y recuerda tantas cosas. A los soldados romanos que veneran aquí durante la Semana Santa,  o a los Shacshas que salen por las calles, acrobáticos y ágiles, cuando el Taita Soledano está de fiesta y es posible mirarlo y pedirle que no haya sequías ni inundaciones.
Sin embargo, cuando hay apetito y ganas de conversar ninguna elección será mejor que visitar la Cafetería Raymondi, una de las más antiguas y tradicionales del centro histórico de Huaraz. Un tanto escondida, pero emblemática por el nombre y por la calidad del jamón, por la amabilidad de Juanita Meyhuay y Eleazar Villanueva, sus dueños. Encantadores, ofreciéndonos para el deleite un buen sánguche con ese café tan exquisito que guarda varios secretos imposibles de revelar.
La historia de la cafetería, dice Eleazar, comienza luego del aluvión que arrasó con Yungay. “En ése tiempo quedaron las piedras, las tremendas piedras que trajo el aluvión y los picapedreros comenzaron a hacer los bloques que sirvieron para construir las paredes. Se realizó un trabajo delicado, imposible, creo yo, de repetir en estas épocas”.
Había que sobrevivir y los padres de don Eleazar encontraron la manera de hacerlo abriendo la Cafetería Raymondi, a la que se unió luego el hospedaje. Hoy tenemos en la carta: Cau Cau, Adobo, Tamales, Queso de Urcón. Aunque es verdad, los visitantes siempre vuelven por el pan con jamón y el café.




Juanita:
El primer paso es sobar la pierna de chancho con bastante sal para sacar el líquido del jamón… y después de eso prensa. Prensar significa poner unas piedras sobre la carne para seguir sacando el líquido porque si no se malogra. Después de eso se hace un macerado con ají panca y mucho ajo, bastante ajo. Eso cocina a la carne. Luego se cuelga y se deja secar por cuatro, cinco y hasta un año dependiendo del sobado que se le haya dado.

Listo ya, para usarlo en la preparación se le pone directamente a la olla. Este jamón de Raymondi no se lava. Desde el momento que empieza a hervir se le da el punto de cocción que son tres horas y media

Juanita es la cocinera y por eso es bueno escucharla para saber aún más de este jamón que se ha quedado en nuestros recuerdos culinarios para siempre.



                                  

  Dato: Caferería y Hospedaje Raimondi.
Avenida Raymondi 822 (Lucar y Torre) Huaraz, Ancash
La atención es a partir de las 6:30 de la mañana

 

 

 

No hay comentarios:

Publicar un comentario