lunes, 3 de febrero de 2014

Cambio de Cargo



Cuando la fiesta patronal termina es necesaria la sucesión. Hay quienes dejan el cargo y otros lo asumen con el único deseo de que la celebración continúe y la tradición se mantenga. El Cambio de Cargo tiene su propio esquema en cada festividad, aquí les cuento algunos momentos vividos.



Uno

En Santo Tomás de Pata (Angaraes – Huancavelica) el mayordomo actual del Señor de Huayllay,  ha conversado previamente con quien lo va a suceder y un día después del festejo principal lo visita en su domicilio llevándole una enorme piedra, una vasija llena de chicha de jora, hojas de coca en una tela blanca, flores y unas cuantas velas.
Quizá la piedra sea tan pesada y antigua porque representa la responsabilidad que asume el nuevo mayordomo. Debe ser colocada en una suerte de altar, al pie de una pequeña cruz, en cuyo homenaje danzan familiares y amigos de los mayordomos entrantes y salientes. Las flores y las velas son para el Cristo crucificado, la chicha para quienes se juntan en el cambio oficial de cargo. El ritual que sigue es similar al que realizan en otros lugares del Perú, pero el orden dentro del programa establecido suele cambiar. Eufórico, alguien sale al frente, coge el micrófono y pide a los presentes que colaboren con la nueva mayordomía. Cada asistente se compromete a traer desde cirios, arroz y aceite, hasta un toro o una banda de músicos. Apelando a este compromiso familiar y social, estipulado por la costumbre, se hace mucho más fácil decidirse a asumir el cargo.
Es más existe un tiempo dedicado a afianzar este apoyo. Entre los meses de mayo y julio en Sapallanga (Huancayo – Junín) realizan el takiachicuy para confirmar la participación de grupos musicales y donantes en la fiesta de la Virgen de Cocharcas el 7, 8 y 9 de setiembre. La Santa Rosa de Chiquián (Bolognesi – Ancash) asegura su fiesta gracias a que sus funcionarios (mayordomos, capitán, inca, estandarte) organizan el willacuy y reciben los donativos de sus paisanos u oferentes. En Conchucos (Pallasca- Ancash) deducen que una persona se está preparando para prioste o mayordomo del Señor de las Ánimas cuando cada año regala toros o vacas. El compromiso es tácito. Lo que ahora te doy me tendrás que devolver. Es la reciprocidad, el manejo de las redes sociales que se consolida por la fe en el patrón o patrona. Por una necesidad absoluta de continuar  celebrando.



 Dos

Upahuacho (Parinacochas – Ayacucho) tiene en su Virgen del Rosario la garantía de vida, de sentirse menos solo de lo que habitualmente está. Al finalizar el tributo, cuando sale a pasear por la plaza la mamacha junto a Santo Domingo, al Señor de la Agonía y a San Francisco, los pobladores se reúnen en las puertas del templo y aquel, sosteniendo ese viejo y pesado libro, convoca a los nuevos mayordomos. El símbolo usado para dar una respuesta favorable, es coger el estandarte o demanda con la figura de la imagen escogida.

Las teteritas, llenas de licor de caña y hierbas, le dan un toque de continuidad a la festividad de la Virgen del Carmen en Córdova (Huaytará – Huancavelica)  al ser entregadas a los que se han ofrecido como flamantes mayordomos. Por lo que cuentan la razón es muy simple, durante los ritos establecidos los días festivos (14, 15, 16 y 17 de julio) será sagrado invitar esos traguitos usando la tetera de aluminio con tapa roja.  La selvática Lamas (San Martín) estalla de alegría por las mismas fechas en homenaje a la Santísima Cruz de los Motilones. Los encargados de llevar adelante la fiesta se llaman “cabezones”. ¿ Y cómo cambian de cargo? Quienes dejan la función entregan el voto (una serie de panes) a los nuevos y durante el encuentro, bailan y se arrojan en la cabeza la denominada tortilla, que viene a ser los restos del último almuerzo hecho en casa.  Han terminado las preocupaciones y hay que relajarse con aquellos que deben comenzar a trabajar por la patrona.

De Ulcumayo (Junín) son las trukas, unos panes cubiertos de crema blanca, que comparten la canasta con las poncheras, los caballos y las wawas (panes de mayor tamaño). Éstos se regalan a los capitanes y mayordomos que repetirán al detalle la celebración el siguiente año. Es un intercambio y de allí viene el nombre de trukanacuy, evento ejecutado en dos fechas durante la festividad. Los capitanes y sus acompañantes pasean alrededor de la plaza esperando a que un devoto le quite el caballo a uno de los líderes para subirse a él y decirle a todos que será el nuevo capitán, que alquilará traje y alhajas, traerá una buena banda de música y  abundante comida. 

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